Desde mayo del 2010 un grupo de madres de familia y profesionales de la salud unen sus esfuerzos en Lima para brindar alimentación de calidad a bebés prematuros cuyas mamás, por diversas razones, no pueden amamantarlos. En el Día de la Madre presentamos esta historia de amor invalorable.

Si traer hijos al mundo es toda una proeza para una mujer, ayudar -además- a salvar vidas ajenas con su leche materna puede ser considerado un acto de amor invaluable, ya que no todas están en condición de hacerlo.

En efecto, el alimento de oro que una mujer puede producir para sus hijos propios llega ahora también a niños prematuros cuyas madres no son capaces de alimentarlos por diversas razones.

Se trata de madres solidarias que extraen de sus generosos pechos el vital nutriente para compartirlo con bebés prematuros que no completaron su peso ideal en la gestación o que debieron ser operados ni bien salieron del vientre materno. Esa leche es el salvavidas que les permite completar su desarrollo y recuperar su salud.

Todo ese milagro de vida se hace realidad gracias a los bancos de leche humana que hay en el país.

El primero de ellos funciona desde mayo del año 2010 en el Instituto Materno Perinatal (INMP) o más conocido popularmente como la Maternidad de Lima. Ese año se dio el gran paso en el Perú y, como en todo proyecto, los resultados fueron mejorando progresivamente.


Banco de la Maternidad
Madres recolectando su leche para entregar al Banco de la Maternidad.


En Lima hay bancos de leche en los hospitales Arzobispo Loayza y San Bartolomé y además dos centros de acopio, uno en la sede de la Asociación Taller de los Niños de San Juan de Lurigancho y en el Hospital Dos de Mayo. En estos últimos se recolecta la leche y se envía al Banco de la Maternidad, pero la mayor cantidad se recoge de las madres que solidariamente se han unido a la causa y luego de alimentar a sus propios hijos, regalan su nutritiva leche para salvar la vida de bebés en peligro por su prematuridad u otros problemas.



Leche maravillosa

La esperanza de vida para los bebés prematuros cuyas madres no pueden amamantarlos por enfermedad u otras razones creció enormemente con la creación de los bancos de leche humana, porque la calidad de su nutrición mejoró con la leche donada con amor y de manera desinteresada.

“El propósito es que el bebé con problemas reciba el mejor alimento sobre la Tierra, que es la de su mamá o de otra mamá, que está pasteurizada y libre de todo contaminante”, puntualiza Dávila.

Banco de la Maternidad
Bebé prematuro recibiendo alimentación con leche materna. La maravillosa leche materna tiene más de 300 componentes

Los nutricionales como grasas, proteínas, metales, carbohidratos, vitaminas y oligoelementos y también células vivas que actúan como defensa para que el bebé pueda contrarrestar los gérmenes tras salir del vientre de mamá. Se dice que una cucharadita de leche materna contiene tres millones de células inmunitarias que defenderán el organismo del lactante.

Además, la leche materna aporta gérmenes que salen de la mamá y recorren un largo camino hasta llegar a la leche que alimentará al bebé y que le servirá como vacuna.

Cuando un bebé acaba de ser operado y no puede ser alimentado directamente por su mamá, se busca que esta preserve su leche en el Banco hasta cuando su niño la pueda recibir.

El camino de la leche donada

El proceso de recolección de la leche donada hasta que llega al pequeño que la necesita comprende tres grandes fases.

La primera es la procura o captación de leche de las donantes, previa capacitación sobre la técnica a seguir; la segunda es todo el procesamiento hasta que el producto esté libre de gérmenes, habiendo pasado por todos los estrictos controles; y la tercera fase es la distribución de acuerdo con las indicaciones de los médicos que evalúan al bebé y ven sus necesidades.

Toda la historia comienza cuando las mujeres dispuestas a donar se comunican con la Maternidad para entregar su producción excedente. La candidata a donadora debe responder un cuestionario sobre su salud y sobre la salud de su hijo; también se constata los resultados de sus análisis de laboratorio y de su control prenatal. Un equipo le hace una visita domiciliaria para verificar las condiciones sanitarias de su ambiente y constatar que tenga un adecuado sistema de refrigeración.



Cuando la madre ya está apta para donar, se le capacita en las técnicas de bioseguridad, es decir como practicar su higiene y el cuidado que debe tener al momento de extraer y almacenar la leche. Una vez claras las cosas, la solidaria donante está lista para entregar su regalo.

El recojo, dependiendo de la cantidad de leche acumulada, es de una o más veces a la semana. Para ello se cuenta con coolers especiales que garantizan su óptima conservación porque, de ninguna manera, puede ser descongelada. Entonces el equipo de recojo carga también con los refrigerantes, termómetros, frascos estériles, guantes y alcohol, contó Ruby Wong, técnica encargada del recojo de leche a domicilio.

El cuidado, refiere, es meticuloso porque no le puede caer ninguna partícula extraña, ya que eso la arruinaría y obligaría a desecharla.

Eso no es imposible ni difícil. Ya el año pasado recolectamos más de 1,642 litros, lo que quiere decir que hay muchas señoras que lo pueden hacer con una buena capacitación”, sostuvo.

Banco de la Maternidad
Donación de leche materna, acto de amor y solidaridad.

Este control es tan escrupuloso que los encargados del Banco pueden decir con certeza cuál leche bebió cada niño, de qué frasco, de qué donante y qué día y a qué hora fue extraída.

“Cuando llega la leche congelada, se le almacena y se le considera cruda porque aún no ha sido procesada. Antes ir a la pasteurización se le descongela en baño maría y se aplica el análisis sensorial, es decir si hay algún cuerpo extraño, si se ve turbia o si tiene olor a rancio. En todos esos casos se desecha”, explica Zulema León, jefa del Servicio del Banco de Leche Humana del INMP.



Proceso de calificación para ser madre donadora

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Cuando las madres deciden ser donadoras se les somete a un cuestionario para conocer su estado de salud y el de su bebé.
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Luego el personal la visita en su casa para conocer las condiciones sanitarias en que vive, confirmar que tiene sistema de refrigeración y capacitarla sobre la forma en que debe extraerse la leche.
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Una vez que las madres han pasado por todos los exámenes para ser declaradas aptas para donar su leche, se les entrega los implementos estériles para la recolección en casa.
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Cuando la madre donadora se extrae la leche la congela a la espera de que el personal especializado la recoja.
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Ese personal llega a recoger la leche llevando coolers para una óptima conservación del producto.
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Cuando ya está en el Banco es sometida a una serie de análisis. El primero es de tipo sensorial para detectar si tiene alguna partícula extraña. De ser así se desecha. Lo mismo sucederá si el producto tiene algún olor extraño.
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Si el producto está en buen estado pasa al examen químico para determinar su grado de acidez y la cantidad de calorías que tiene, porque algunos bebés necesitan más grasa para ganar peso. Si el nivel de acidez supera el límite el producto se desecha.
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De lo contrario, pasa a ser homogenizada y pasteurizada. Este proceso consiste en un shock térmico, con una variación abrupta de temperaturas para eliminar bacterias. De 62.5º C a -5º C
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Luego se separa una mínima cantidad de leche de cada frasco en un cultivo para un análisis final. Esa leche pasa a una etapa de cuarentena hasta conocerse los resultados de los exámenes.
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Si no se encuentra ningún germen, la leche está lista para ser distribuida.
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Fuente: Zulema León, jefa del Servicio del Banco de Leche Humana del INMP

Si la leche pasó el primer examen, luego es sometida a un análisis bioquímico de acidez y se establece la cantidad de calorías que tiene porque algunos bebés necesitan más grasa para ganar peso. Si la acidez excede un nivel determinado, correrá la misma suerte que en los casos anteriores.

Pero si eso no ocurre pasará a la pasteurización, que significa aplicarle un shock térmico, poniéndola a 62.5 grados de temperatura y luego bajándola abruptamente a cinco grados para acabar con cualquier tipo de bacteria.

El siguiente paso es separar una mínima cantidad de leche de cada frasco en un cultivo para un análisis final. Esa leche pasa a una etapa de cuarentena hasta conocerse los resultados de los exámenes. Si no se encuentra ningún germen, la leche está lista para ser distribuida y dar vida a muchos pequeñitos en peligro.

El trabajo del Banco de Leche Humana ha reducido la muerte de recién nacidos prematuros por necrosis intestinal o enterocolitis necrotizante, un problema de salud cuyo origen no está muy bien definido pero que obliga a operar a los bebés para reducirles el intestino grueso, operación que muchos no resisten.


Banco de la Maternidad
Bebé prematuro recibiendo alimentación con leche materna.
"No es caridad, es un acto de amor"

Las mujeres con corazón de oro que decidieron ayudar a vivir a bebés que no salieron de sus vientres sienten que están dando su leche y su amor a esos pequeños. “Tengo una enorme satisfacción de hacer el bien a un angelito que lo necesita. Para mí es amor, no caridad”, dijo con firmeza María Isabel Campero, una joven madre de 27 años.


Banco de la Maternidad
Madre donadora, ejemplo de solidaridad.

Recordó que un día, buscando información sobre la lactancia materna, descubrió en un blog que se podía donar leche para ayudar a bebés con déficit de peso y no lo pensó dos veces, porque su cuerpo producía más de lo que su hijo necesitaba.

“A él no le quito nada, es un excedente con el que ayudo a otros bebés y desde muy pequeño quiero enseñarle a compartir”, expresó.

Para Jimena Rodríguez, de 28 años, dar de lactar a su primera hija fue difícil porque no sabía mucho del tema. Su médico le recomendó a una asesora de lactancia, quien la ayudó mucho y le abrió la posibilidad de ser donadora.



"Me pareció un acto de amor muy puro, muy grande. Ella donaba leche y yo también quise hacerlo y lo concreté con mi segunda hija”, comenta al señalar que su esposo está feliz porque considera que su accionar es admirable.

El procedimiento para ella es sencillo porque lo hace de madrugada cuando está más tranquila y no le tarda más de 15 minutos una vez al día. No le cuesta nada y ayuda a quien lo necesita con lo que su cuerpo produce.

Estas madres solidarias exhortaron a las demás lactantes que producen suficiente leche para ayudar a otros bebés de salud resquebrajada, a que se sumen a esta cruzada de amor regalando vida a esos pequeños.

“Es muy simple, solo basta con comunicarse con la Maternidad (al teléfono 328-8188) y ofrecer su ayuda y los especialistas se encargan de hacer el resto”, dijeron.



El primer gran paso

El 24 de mayo del año 2010 el Banco de Leche Humana de la antigua Maternidad de Lima, enclavada en el corazón de Barrios Altos (Cercado de Lima), dio el primer paso en su valioso trabajo de salvar las vidas de los más vulnerables.

En aquella fecha se inauguraron los primeros equipos donados gracias a la cooperación de la Universidad de Valencia, España, valorizados en 29,000 euros.

Eran calentadores a baño maría para calentamiento y pasteurización, resfriador para LHOP, desionizador de presión, pipeteadores manuales, bombas para ordeñe y manuales, termómetros digitales, calibrado y de estufa, y bureta automática.

“Las políticas y creación de bancos de leche en el mundo han permitido mejorar los niveles de alimentación, para lo cual es necesaria la cooperación internacional. Estos bancos pueden cubrir la demanda de los servicios de neonatología fomentando la lactancia materna en la sociedad, la cual no sólo beneficia la salud del niño sino también de la madre”, dijo en esa oportunidad la vicerrectora de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Universidad de Valencia, Olga Gil.

Se concretaba así el nacimiento del hoy consolidado Banco de Leche Humana de la Maternidad de Lima, que convoca la más sublime solidaridad y amor al prójimo.

Fuente:
  • Instituto Materno Perinatal
Créditos:
  • Entrevistas y edición de videos: Karol Muñoz Estacio
  • Textos: Azucena Romaní Tafur
  • Edición: Rocío Rojas Condori
  • Edición gráfica: Carlos Lezama Villantoy
  • Infografías: Paola Osejo Marchino
  • Diseño y maquetación: Darío Gutiérrez Gamarra