Su breve biografía asombra por los récords que establece en Alemania. Mejor promedio de goles en la Bundesliga, superior incluso al mítico Gerd Müller. Bayern ha extendido su contrato hasta 2008. Paolo Guerrero, el goleador del que todos hablan hoy.

Por JUAN SÁNCHEZ ORTEGA | FOTO: AFP

Paolo decidió ser futbolista profesional cuando sus detractores creyeron que nunca saldría del montón. Antes de alcanzar el éxito y ser una revelación en el Bayern Munich de Alemania, debió convivir con el escepticismo de algunos dirigentes de Alianza Lima, club en el que se inició. El adolescente delantero apenas despertaba la atención de los cazadores de talento que suelen promover jugadores en La Victoria. En silencio, sin que nadie hubiera visto su debut en el fútbol profesional, Paolo se atrevió a probar sus condiciones en Europa a los 18 años. Logró un buen contrato en el equipo amateur del Bayern Munich. Dejó en Lima una incipiente carrera y una disputa legal que casi frustra su carrera por la obsesión de Alianza de cobrar un porcentaje de la negociación. El caso terminó en la FIFA, que optó por otorgarle un monto al club victoriano por su labor de formación, pero fue una cifra mucho menor de la solicitada. La irrupción de Paolo en la liga amateur de Alemania fue contundente en cifras y rendimiento. Entre 2002 y 2004 marcó 41 goles en 55 partidos. Los diarios comenzaron a dedicarle algunas líneas. El anonimato lo había dejado en Lima, junto a sus detractores. El registro de Guerrero era muy notorio y despertó el interés del entrenador del primer equipo del Bayern, Félix Magath. El delantero fue convocado a entrenar con el plantel profesional. Sólo era cuestión de tiempo. Ya estaba cerca de las estrellas del primer equipo. “No tengo dudas que Paolo Guerrero se convertirá en un jugador muy grande. Remata con ambos pies y es demasiado bueno en el juego aéreo. Instintivamente, siempre se ubica donde debe estar un delantero. Tiene olfato de gol”, ha dicho de él nada menos que el célebre Gerd Müller, el histórico goleador de Alemania en los mundiales. Müller se encargó de la formación de Paolo en la liga amateur. Fue quien más pidió su promoción al primer equipo y el peruano no ha defraudado. En su debut en la Bundesliga se atrevió a romper un récord del mismo “Bombardero” germano. Anotó un gol cada 30 minutos de juego. Contundente y eficiente en extremo. Un jugador de producción y alto rendimiento. “Gerd Müller fue mi maestro en las series juveniles. Me enseñó a definir. Siempre digo que un delantero difícilmente podría tener un mejor maestro. Cuando tuve la oportunidad de trabajar con él no lo podía creer, porque estaba frente al delantero más efectivo de los mundiales”, dice Paolo sin ocultar su admiración. Desde el 23 de octubre de 2004, cuando debutó en la Bundesliga, Guerrero se mentalizó para convertirse en titular en el torneo local, pero también quería un puesto en el once que disputaba la Liga de Campeones. Sus metas han sido claras y las está cumpliendo. “No fue problema pasar a un club tan competitivo como el Bayern. Aunque no llegué de inmediato al primer equipo, al jugar en la liga regional adquirí experiencia muy valiosa. Es una competencia muy fuerte que sirve como preparación ideal”, explica Paolo. “Guerrero es un jugador muy talentoso y con muchas ganas de alcanzar sus objetivos. Ha demostrado, en poco tiempo, los mismos logros extraordinarios que alcanzó en la liga regional, en la que destacó y fue goleador. Cuando entra al campo, nadie lo supera en efectividad”. Magath tampoco ha dejado de opinar acerca del delantero peruano. No es mezquino en los elogios. Por algo, recomendó ampliar su contrato hasta 2008. “Dios Inca”, “Combatiente”, “Soldado” y “Exterminador”, son algunos de los sobrenombres con que la prensa internacional bautizó al delantero que ingresó con una velocidad sorprendente en la historia del fútbol peruano y del alemán. Es tímido, reservado y amante del hip hop. Su pasado se cubre de fútbol desde distintas ramas de su árbol genealógico. Proviene de una larga dinastía de futbolistas, entre los que destacan Óscar y Carlos Gómez Sánchez, Héctor Chumpitaz, Rubén “Panadero” Díaz y su hermano, Julio Rivera. Pero el más importante y próximo fue su tío José Gonzales Ganoza. Cuenta su madre Petronila que el ex arquero de Alianza Lima fue quien llevó, por primera vez, a Paolo al estadio Nacional cuando tenía dos años de edad. Fue un momento que hasta ahora el delantero y la familia en pleno recuerdan con nostalgia. Esa temprana inquietud por el fútbol se manifestó también en los partidos que solía jugar en la sala de su casa. Varios de estos primeros roces con la pelota formaron su carácter y le costaron uno que otro adorno a la familia. “Le pateaba fuerte a pelotas de plástico, él quería llorar y yo le decía que el fútbol era para hombres. Jugaba con más ganas y botaba todas las lámparas de la casa”, recuerda su padre, José Guerrero. Su vida estaba destinada al fútbol, y desde pequeño se las ingenió para hacer lo que más le gustaba. “Cuando se quedaba con su abuela se escapaba para jugar. Se hacía el dormido, colocaba almohadas en la cama y se iba con los amigos mayores, con los que más sabían del barrio, y la gente salía a verlo jugar”, relata su madre. Aunque ingresó a una categoría dos años mayor que la suya cuando apenas tenía siete años, Paolo destacó de inmediato en las divisiones menores de Alianza Lima. Consiguió innumerables títulos tanto en el Perú como en el extranjero, consagrándose goleador en diversas oportunidades.
Se calcula que anotó más de 250 goles en los años que estuvo en las divisiones inferiores victorianas. Paolo también integró la selección peruana Sub–17 que participó en el Sudamericano de 2001 en el Perú y que obtuvo el título de los Bolivarianos ese mismo año, en Ecuador.
Siempre en calidad de titular. No le agrada pasar mucho tiempo en la banca. Ya lo está demostrando en el Bayern Munich. Su carrera debe ofrecer todavía más récords para el asombro.
Su biografía recién está por escribirse.